Cubierta

-Henry...

*Murmure para decirle más cosas pero el cambio el ataque y me vi obligada a cambiar de defensa para evitar sus espadas*

-No, ya no necesitas salvarla

*Le dije creyendo que seguíamos hablando de mi y que era conciente de eso al menos lo suficiente para entenderme*

-Aquí no haya quien salvar

-Pero... su voz me sigue llamando.
Se la comen... se la están comiendo los demonios...

*Contesté con una expresión que en el fondo estaba llena de desespero, mientras que la atacaba un golpe tras otro en un intento de derribar esa barrera que era esta espadachín, tan hábil como fuerte y que era capaz de soportar mis ataques hasta ahora.*

"comiendo?"

*Me cuestione y lo tuve que meditar antes de saber lo que realmente pasaba pero no fue mucho porque yo también lo había presenciado*

-Sabes que eso ya paso, verdad?
Que ya no puedes salvarla ahora?

*Le empece a cuestionar mientras retenia sus ataques hábilmente pues me había obligado a salir de la tranquilidad, ahora esperaría a doblegaron para someterlo*

-No...No!
Yo la escuché! Se la comen!

*Contesté casi al borde de las lágrimas. Queríacreer que podía llegar a ti no como la última vez.
Di un espadazos horizontal con mi espada derecha y luego con la izquierda ataque desde arriba con fuerza.
La hice retroceder, como habia estado haciendo porque ella sólo intentaba retenerme, no me atareaba en absoluto con su arma.
No me rendiría sin embargo como la última vez. No iba a darme por vencido hasta erradicar a todos esos hombres que habían comido de mi madre, y que comieran sirenas, cualquiera que fuera.*

-Henry ya no hay nadie a quien salvar

*Le dije lamentando esa situación pues el seguramente había recordado y vivía el día que se habían comido a su madre tanto tiempo atrás. No iba agredirlo respondiendo sus ataques solo iba a retenerlo como hasta ahora para calmarlo*

-No... ella aún vive. Ella aún vive...

*Masculle repitiendo mientras intentaba cortarla.
Di un giro con ambas espadas juntas y con toda mi fuerza la ataque de forma.a vertical, pero mis espadas se enterraron en la madera del suelo atravesando a cubierta.*

-...ella vive... en esos inmortales que se la comieron.
Ella quiere ser libre y si... si los mato a todos ella... volverá.
Volverá...

*No aceptaba que ella habia muerto para siempre al menos hasta haberlo intentado.
El daño que había provocado en mi mente ese episodio y muchos otros tal vez fuera irreversible y severo, pero en mi locura creía que toda mi lógica ra posible y real.*

*Me hice hacia atrás en su último ataque que termino clavando sus espadas en la cubierta del barco, me mantuve a distancia*

-Te equivocas, ella no volverá aunque los mates a todos y cada uno de los inmortales

*Por fortuna se había calmado y esperaba que siguiera escuchándome*

-Además no sabes si el es uno de ellos

*Una de mis espadas, la de filo aserrado, quedó irremediablemente estancada entre las maderas firmes del suelo. Pude sacar de un tirón sin embargo el sable de doble filo con un tirón y me volví a erguir.
No entendía su suposicion, enseguecido como estaba, no podía aceptar uqe no pudiera salvar a mi madre si podía verla delante de mi y oir su clamor.*

-Si es inmortal es porque ha comido carne de sirena. Es igual de pecador que cualquiera que haya tocado a mí madre.
No voy a dejar que nadie mas sufra lo que ella sufrió. No voy a abandonar a una criatura que pide ayuda... nunca mas.

*Le aseguré caminando hacia ella, jugueteando con mi espada entre mis manos mientras acortaba la distancia entre ella y yo.*

-Henry por favor, ya deja esto

*Le pedí mas en suplica que en orden porque el estaba siendo demasiado cabezota*

-Henry ella no vive en nadie mas que en ti, por que tu eres parte de ella. Y ella estará siempre contigo y lo sabes

*Sonaba cursi e inclusive a mi no me gustaba hablar asi pero tenia que ayudarle como fuera necesario*

*Protegía a Aerith con mi propio cuerpo mientras estuviéramos expuestos a la locura de ese capitán desquiciado. No entendía sus divagaciones ni sus razones para comportarse de ese modo, menos podía saber lo que no llevaba a actuar asi, sin embargo podia ver en sus ojos algo que había visto muchas veces en marineros y piratas jóvenes como él: los rastros de una herida que no sanaba con vendas ni medicina, una herida tan profunda que había tocado su mente y su corazón en un pasado quizás no tan remoto, y que nunca había sido tratada de la manera correcta.
Muchos niños habían llegado en un estado similar a mi clínica, afectados por las horrendas batallas que sus jóvenes e inexpertos ojos habían sido obligados a presenciar. Muerte, tortura, abuso... todo eso los dañaba hasta tal punto que perdían la razón. Y si no era tratado, el daño se volvia permanente.*

-Estamos a merced de un trastocado.

*Murmuré a Aerith detrás e mi y mientras que la chica distraía al capitán, la tome en volandas para ir de prisa a las escotillas, sin embargo nuevamente se nos impidió el paso.*

*En el momento en que Monique salió detrás de mí y la vi adelantarme Supe que intervendría.
Por supuesto que me ponía preocupado! Como no iba a preocuparme que mi paciente recién tratada, medio cedada y todo lo que conyevaban sus lesiones, se batiera en un duelo de espadas a riesgo de su vida con mi capitán?
Y todos sabíamos de sobra cuan habil era el capitán en la lucha.
No entendía del todo la razón e su empecinamiento en atacar a dos náufragos ue habíamos rescatado. Si, descubrimos que uno era inmortal y la otra una sirena, pero que razón tendría Henry para atacarlos asi?
Como muchas cosas que era incapaz de comprender, lo deje pasar para poder actuar de la manera según me lo indicaba mi instinto de sanador.
Cuando, por segunda vez, Henry les impidió regresar a los pisos inferiores, les hice una seña y acercándome de prisa, los guíe hacia el camarote.*

-De prisa! *Apuré el paso*

-Por aquí estarán a resguardo mientras el capitán se tranquiliza.

*Me dolia, claro estaba, verme en la obligación de asumir la peligrosidad de mi propio capitán, pero consideraba que no estaba actuando por completo en sus cabales en este instante.*

*Me quede en silencio mirando fijamente la pelea desde detrás de Adriel, no estaba bien que esa chica se hubiera metido pero era mejor a que Adriel pudiera salir lastimado de nuevo.
Levante la mirada al escucharle y acento con la cabeza, pues no era ni la mitad del hombre se antes y era peligroso. Síndrome aviso Adriel me tomo repentinamente y se apresuro a alejarse de la pelea conmigo en brazos hasta que se detuvo de nuevo pero el medico de antes nos guiaba*

-Vamos

*le dije a Adriel señalandole para que supiera que estaba de acuerdo en ir aunque no lo hubiera preguntado*

*No es que fuera testarudo, es que juraba que tenía la razón y los demás tenían ue pagar por sus errores.
El único error en mi caso era haber confundido la realidad con mis fantasías delusorias y pretender juzgar a todos los inmortales por igual.*

-Tetra...

*Murmuré luego de haberme resistido a su intento por convencerme atacándola cn mi espada. Pero ella era tan fuerte, y  agradecía profundamente que fuera tan difícil de matar, que cuando por segunda vez interceptó mi paso sus palabras terminaron por quebrar nuevamente mi voluntad.
Era malvada, porque ella en su sinceridad y preocupación, tanto estando lucido como si no, se encargaba de dejarme sin argumentos, de azotar mis anhelos contra el suelo y pisarlos hasta hacer polvo mi fuerza de voluntad.
La niebla que me embotaba la razón se disipó lentamente, regresandome a la realidad.
Observe a mi amiga un momento, tan inmóvil como si fuera solo un cascaron vacío y seco y me sentí así precisamente, como una marioneta a la que un ser invisible desde el infierno había estado manipulando y ahora, cansado de mi, me dejaba quiero para contemplar el resultado de mis obras.*

-Soy.... soy como ella...

*Murmure.
Tetra misma me lo habia dicho antes. Que yo actuaba igual que Dannia y repetía sus palabras. Que me mentía ami mismo al pensar que mi justicia era mejor que los desvaríos irracionales de esa mujer...
Al final ella tenia razón.
Cualquiera fuera la excusa o el nombre que le pusiera, en el fondo Dannia continuaba manipulándome aún hoy, desde las profundidades y los miembros de mi cuerpo seguían obedeciendo a la mujer que con tanto empeño los había entrenado...*

*No me aparte de enfrente de Henry por nada iba a dejar que esa bruja siguiera manipulado a mi amigo con los recuerdos que le habia dejado grabados de su memoria*

-Aquí estoy

*Le respondí y sonreír al escuchar mi nombre sin reaccionar más allá de detener su ataque antes de que finalmente desistiera de hacerlo, quizá había comprendido, quizá ya razonada mejor, como fuera el estaba ahí de nuevo y eso me alegraba.
Al escucharlo murmurar quise decirle que no, pero yo mismo se lo había dicho con anterioridad y solo estaría mintiendo si le decía otra cosa, asi que sin decirle nada le tendí mi mano y le sonreír, yo estaba ahí para el, para ayudarlo y cuidarlo como no había hecho antes*

*Habría tomado su mano, y que ganas tenía de hacerlo, pero el episodio que acababa de ocurrir podía recordarlo perfectamente de principio a fin y reconoci mi error y mi maldicion.
Mire su mano y luego de nuevo a sus ojos preciosos, siempre  tan sinceros que no me cupo duda sobre el significado de su silencio.
Negué con la cabeza y retrocedí, alzando mi espada por encima de mi solo para dar una estocada descendente que enterró el hierro en la madera.
Entonces retrocedí,le di la espalda y Desaparecí por la escotilla en dirección a los niveles inferiores.*

Siguiente:
https://piratasdelmundo.foroactivo.mx/t110-santa-barbara#6824

-Henry...

*Le llame mientras permanecía junto a mi, sin embargo no acepto mi ayuda y en lugar de eso dejo su arma y fue por la escotilla.

-Henry

*Le llame de nuevo y me fui detrás de el para saber que estaba pasando por su cabeza, además de que habla dicho que no volvería a dejarlo con este problema*

*Vi al médico de antes con desconfianza, pues aunque parecieran querer ayudarnos, desconfiaba de todo tripulante a bordo, sea quien fuera.
No me caracterizaba precisamente por ser amable o siquiera por seguir los consejos o direcciones de otros, de manera que decidí juzgar por mi mismo la situación y quedarme, pues pronto ya no fue necesario tener ningún a prisa en huir y esconderse.
El capitán desquiciado dejo de pronto de atacar a la mujer y al ver su nueva expresión comprendí que el peligro había pasado, de modo que deje a Aerith de vuelta en el suelo.*

-No.... mira...

*Le señale con un movimiento de mi cabeza, pues el instinto asesino del capitán ha ia desaparecido y otra vez era como un simple hombre de pie, casi invisible, en medio de la cubierta en penumbras, aunque estaba más que claro que está situación staba lejos de acabar.
No me había negado mis peticiones, y puesto que no iba a cumplir sus amenazas de muerte, me sentí con la libertad de hacer lo que me viniera en gana.*

-Iremos a adentrarnos en la cocina. Allí habrá espacio más ue suficiente para nosotros dos.

*Estaríamos cerca de calderos, del fuego, de agua fresca y limpia y en un lugar, esperaba, libre de orines.*

* Mire a donde me señaló Adriel cuando me bajo y pude girarme hacia donde se iba el hombre y también lo seguía la chica, volví la vista a Adriel al escucharle y di un suspiro*

-No hay que abusar

*Para mi el lugar donde habíamos dado estaba bien y estaba limpio asi que no veía problema *

*Me sentí como un estupido tras ser analizado por la mirada fría y calculadora de mi copartícipe de oficio y comprender que resultaba indigno e inapropiado ante sus ojos.
Fruncí l ceño tras sentirme por completo ignorado, pero si algo tenía para hacer frente a la adversidad era orgullo.*

-Deteneos un momento, por favor.

*Le dije al hombre con cierto tono autoritario.*

-Les pediré ambos que me acompañen, ya que han sido otorgados con la libertad que sólo el capitán puede entregar en este barco bajo su dominio. *Para la mayoría de la gente el barco era como una mínima isla de ley independiente, y su capitán ra como rey de aquel solitario espacio de tierra firme en alta mar.
Cualquier esbozo de rebeldía contra su autoridad, o contra la mía, su segundo al mando, podía significar un castigo severo*

*Era propio de mi analizar a las personas de un solo vistazo, pues con los años había aprendido que el observar y deducir era también parte esencial de mi oficio y extendí esa práctica a todo aspecto de mi vida. Y es que la postura y rasgos de una persona o un paciente, cualquiera fuera el caso, me decían mucho de cada quien y, a decir verdad, pocas veces me equivocaba en mi juicio. La primera impresión tenía un gran poder sobre mis decisiones y si bien no era la primera vez que veía este hombre, antes no le había podido analizar tan libremente.
Me daba lo mismo que se sintiera analizado pues es eso precisamente lo que estaba haciendo con el, y me importaba mucho menos su incomodidad.
Lo ignoré luego solo hasta que abrió la boca con una actitud que me pareció un tanto molesta, no por reconocer su autoridad sino porque me parecía un insecto que insistía en revolorearme al rededor cuando ya le habia espantado una vez.*

-Y tu quien eres para limitar esa libertad?

*Pregunté mirándole con profundo desdén por encima de mi hombro.
Hombres como él deberían quedarse en sus cuartos interiores haciendo lo que sabían hacer en vez de darse importancia haciendo cosas para lo que no habían nacido, y este no había sido concebido para dirigir a nadie, por mucha autoridad que se le confiriese.
No inspiraba ni el más mínimo respeto, ni a simple vista siquiera.*

*Mire al medico del barco, el habia sido bueno conmigo a pesar de estar bajo las ordenes de ese hombre, di n suspiro y mire a Adriel negando con la cabeza a la actitud de mi compañero*

-Adriel basta, ya es suficiente con que no nos metan al calabozo

*Estaba aprovechandose del mal momento porque que estaba pasando ese hombre hacia unos minutos y no era bueno, al menos a mi no me iba a arrastrar a esto*

-Marko Aurelio Gabarry, segundo al mando y, por sobre todo, médico a bordo.

*Me presenté lo mas formal posible mientras que después el desastre que había quedado, los tripulantes de guardia y testigos de lo ocurrido igual que nosotros, comenzaban a limpiar.*

-Sugiero, y note que no es una obligación de mi parte, que me acompañe para buscar un sitio donde mi capitán y usted puedan terminar de buena forma con los asuntos que de seguro han dejado inconclusos.
El capitán tenía sumo interés en ambos y no me extrañaría que quisiera ofrecerles su hospitalidad una vez regrese a sus cabales.

*Había sido testigo de la inestabilidad de mi capitán que, por desgracia, le traía complicaciones severas cada vez, por eso propiciaría en lo posible el nuevo encuentro con los ex reclusos, pues estaba seguro de que una vez se recuperase iba a exigir de mi haber actuado de ese modo.*

-Me temo que no puedo ofrecer mucha comida, pero al menos si un lugar donde puedan estar cómodos.

*Fulmine a Aerith con la mirada y luego volví a escanear de cuerpo completo al sanador.
Puse los ojos en blanco y solté un bufido.*

-Si, mira que hospitalario.

*Resongue con hastío a sus excusas.
Para mi las palabras bonitas no tenían validez si no estaban acompañadas de acciones y, hasta ahora, en este barco no habíamos pasado más que penalidades injustas.*

-Qué nos asegura de que no nos fusilaran en cuanto nos tengan de nuevo bajo control?

*De el no tenía cuidados, pues seguro podría derribarlo con facilidad aún cuando portara una pistola, pero al capitán desquiciado y su contrincante fantasma no les tenía la misma confianza.*

-Basta

*Le murmure ante su mirada asesina, siempre me miraba asi desde que me habia conocido, con esas intenciones de quererme desaparecer para que lo dejara en paz, era como cada vez que me trataba mal, ya me habia acostumbrado por que era un idiota y aunque siempre le seguia, no significaba que siempre le hiciera caso*

-Yo lo acompañare

*Yo no queria mas problemas, y si ese hombre me dejaba explicarle iba a poder ayudarnos mas que solo juzgarnos como habia ocurrido ahora, yo si queria que entendieran lo que pasaba*

*Emití un gruñido sordo ante su regaño.
Ella siempre era tan confiada y por eso siempre se metía en problemas, la lastimaban y tenía yo luego que estar cuidandola.
Ante su amago de seguir al hombre y su respuesta la tome por la muñeca para detenerla.*

-Qué estas haciendo.

*Mascullé con recelo y el ceño fruncido en molestia por su actitud.
Yo trataba de mantenerla a salvo del peligro y ella cada vez no hacia mas que ponerse delante de mi para recibir las balas de las que yo intentaba protegerla, a veces literalmente.*