Plaza Central

-Y claro. Yo que creí que podría divertirme un rato contigo.
Eres una bruja horrible.

*Le grité sin importarme la gente mientras caminaba sin detenerme. Con tal que había personas gritando por todos lados.
Me importaba poco que demorara. Siempre demoraba incluso estando ilesa. Era tan lenta como tonta.
Creía que quería deshacerme de ella? Ya vería cómo me deshacía de ella, pues eso era fácil. Tan solo tenía que dejar de cuidarla por tres segundos y ya. Adiós y me ahorraba todos sus problemas de actitud.
Seguí avanzando sin mirar atrás. Tonta estúpida. Qué se creía que era para decirme esa clase de estupideces, así de pronto?*

*Si hubiera querido divertirse conmigo no estaría molestandome con lo de conseguir pareja, no la buscaba porque no lo creía necesario ni ningún chico llamaba mi atención como para pensar en eso.
Y si yo le hacia el comentario ella sólo se molestaba y hacia la digna para que dejara de decirle las mismas  que ella a mi, andaba con cuidado y demasiado lento, podia haberme deshecho de las muletas y caminar aunque me doliera a final de cuentas era cosa mía. Iba con demasiada atención en mis pasos que no me Di cuenta que mucha gente venía a ver la mercancía del barco mercante, solo lo note después de dos empujones y un tercero que me tumbó al suelo para luego ser parte del piso por el que caminaba toda la gente, solo atiee a protegerme la cabeza hasta que todo terminó en algun momento*

*Seguí caminando sin mirar atrás. Estaba tan enfadada que ni siquiera quería verle la cara de tonta.
No me importó que me perdiera de vista. Qué tanto?
Ella era una mujer adulta, sabría cuidarse por si misma en el trayecto que hacíamos dos veces a diario, y se lo sabría de memoria tras haberlo recorrido todos los días durante casi diez años.
Que fuera tan mimada e infantil no era mi culpa. Siempre fue así desde que era una niña, se comportaba como bebé y no sabía ni hablar bien aunque tuviera ya edad suficiente para hacerlo. Si tan solo era un año y algunos meses menor que yo.
Aunque quizás yo tuviera algo de responsabilidad por estarla cuidando siempre desde que la conocí, nunca se le quitó lo delicadita y hasta se había puesto peor. Ya me parecia que hasta se hacía la torpe para no tener que hacer el trabajo pesado de la lechería.
Pues ya está. Que creciera y madurara como tenía que hacerlo para su edad, que estaba bastante grande ya para valerse por si sola sin mi a sus espaldas cuidandola de cualquier daño. Lo habia hecho porque la quería, pero por lo mismo, tenía que dejar que se cuidara sola ahora o todo el resto de su vida iba a depender de mi y no estaba dispuesta a soportarla como carga ya. No más! Por dios si hasta me había tratado de decir que lo único que quería era que se fuera.... Maldita hipócrita!
Si seria mas fácil dejar que se perdiera que casarla con un sujeto, con su mala actitud, quién la querría?
Caminé hasta llegar a casa y aun así estaba todavía súper enojada.
Llorona. Que llorara sola, porque ya no iba a estarla mimando. Estúpida...
Cerré la puerta con el seguro, incluso después de darme cuenta que ella no venía ni cerca. Lo suponía por lo lento que caminaba. Si! Creía que la quería lejos? Pues que supiera lo que se sentía que la quisieran echar de verdad. No tenía idea... ni idea de lo que era que la echaran. Pues para que lo supiera, y para que lo pensara la próxima vez que quisiera decir estupideces, se iba a quedar fuera de casa esta noche.*

*Pasaron algunos minutos antes de que la multitud cesará, cuando paso me revise que estaba llena de tapones, tierra y pisadas por todos lados, por fortuna mis muletas estaba bien.
 Me incorporé hasta que me puse de pie con el apoyo de las muletas, me dolía todo y estaba completamente Gabrielle finalmente habia dejado claro que poco le importaba y aunque me dio sentimiento y me puse a llorar de camino a la casa. 
El camino resultó el doble de largo y no supe que hora sería, solo lo imaginé cuando llegue a la casa y la encontré cerrada, no toque pues seguramente Gabrielle no me abriría, mire el cielo y supuse sería media noche por la posición de la luna, los razones ardían y aunque habían dejado de sangrar estaban llenos de tierra, Gabrielle se había pasado está vez pero bien sólo tomaría mis cosas y me iría por la mañana así que me senté a un costado de la casa para esperar a que amanecerá y poder terminar con todo esto*

*No me fue bien aquel día. Intenté meterme entre la multitud y competir cara a cara contra la competencia, pero la novedad podía mucho más en la gente que la necesidad real. Los hombres preferían comprar armas, municiones y alcohol antes que carne ahumada. Y las mujeres entregaban sus ojos y vaciaban los bolsillos por unos metros de tela antes que por la comida del dia siguiente.
Pues si... así era el negocio. Un dia iba bien, al otro no tanto y había días también como este, donde los unicos que querían algo de ti eran los mosquitos.
Cayó la noche y caminé de regreso a la selva tranquilamente cargando las tiras de carne seca sobre el hombro. Había sido un día agotador. Me dolían los pies de caminar y me temblaban los brazos por cargar el peso de la carne que no se alivianó en todo el día. A menudo traía gran cantidad pero como la vendía casi toda, al final regresaba a la cabaña de la selva sin tanto peso.
Al final no pude comprarle nada al hombre burbuja, aunque esperaba que no fuera así toda la semana.
Pasé por el mercado rumbo al muelle, de regreso a la playa y al camino secreto para llegar a la cabaña. No había tanta gente como antes y claro, porque los puestos del barco mercante ya estaban cerrados. En cambio los bares estaban llenos de los mismos mercaderes que ahora se gastaban las ganancias en licor, al otro lado de la calle del muelle. Entonces fue que me di cuenta de algo que no había visto antes.
Vi con sorpresa que las calles, las paredes estaban empapeladas con anuncios de búsqueda.
Algunas eran personas desaparecidas y otros... Otros eran anuncios de búsqueda de delincuentes buscados por la Armada Naval.
Casi me dio un espanto cuando vi mi propio rostro dibujado en aquel papel. Me acerqué como si fuera un fantasma delante de mi, estiré mi mano y tomé el papel, viendolo fijamente.*

-A.S. Linebeck.... Linebeck...

*Porqué ponían ese nombre junto a mi retrato? Ese no era mi nombre...
Yo era Elliott...
Quizás cometieron un error, pensé para mi...Pero error o no, quien viera esto no iba a saberlo.
Me reconocerían, y me llevarían con la armada tal como decía el anuncio: vivo o... muerto.

Rápidamente arrugué el papel esperando que nadie lo hubiese visto, pero al mirar al rededor había muchos anuncios más por todos lados. No podía sacarlos todos... No antes de que alguien me reconociera.
Tenía que salir de aquí. Pronto. Así que tomé mi bucan y corrí con todo lo que me quedaba de fuerza hacia la selva.*


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