Cubierta

-Espero Jared esté bien.

*Había dejado, además, a los heridos a cargo de Allen, quien habrá tenido que andar solo atendiendolos a todos.
Pero a pesar de mi preocupación, no iba a poder ponerme a trabajar sin haber comido algo primero, de manera que asentí*

-Bien... vamos a ver.

*Le contesté siguiéndola al comerdor*

*Asenti con la cabeza a sus palabras y puse rumbo al comedor, esperaba que aun hubiera espacio para poder comer tranquilamente mientras estabamos en el lugar, o seria menor solo tomar la comida e irnos, pero ya era mucho estar metidos alla abajo asi que un poco de convivencia no estaba mal*

Monique escribió:

Solo estoy ligeramente mas pequeña que tu

*Le dije mirandole de reojo mientras permanecia seria subiendo las escaleras*

-No te burles, es la unica que tengo

*Murmure, ahora hasta hablar me dolia asi que tenia que hacerlo con las menores gesticulaciones*

-De verdad no te das una idea?

*Pregunte mirandole curiosa, se lo diria pero cuando el realmente no se diera por enterado de quien habia sido*

*Mientras ella hablaba llegamos a la cubierta pero utilice la capa que estaba sobre mis hombros para cubrirla por detrás del frío que hacía a estas horas de la noche.*

-Si... "ligeramente"
Hahahah....

*Me reí divertido mientras la sostenía y le di un beso en la cabeza con afecto.
La miré de reojo con curiosidad y luego con inocencia cuando oí su pregunta*

-Bueno... Lo hubiera creído de Coutler cuando estaba a bordo y de cualquiera de sus subordinados...

*Lo creería de Dominic... Incluso de Krad.
Pero ahora que ninguno de ellos estaba no me imagino a ninguno de mis muchachos queriendo buscar pelea con ella y menos aún golpeándola de ese modo.
Definitivamente la persona que había hecho esto requería de un castigo.*

-Sigo siendo la mayor de los dos

*Le volvi a recordar pero no hice nada para verme con mas fuerza que el, porque definitivamente, me acurruque bajo su capa y le mire de reojo mientras le escuchaba*

-Pero nadie de ellos esta

*Asi que no creia porque pensaba que seria cualquiera de ellos, o realmente no queria saber quien era el que lo habia hecho*

-Fue.....Krad

*Dije al principio dudando un poco y dando un suspiro para tomar el valor de decirselo, y finalmente soltando la palabra que el queria escuchar*

*La abrace fraternalmente cuando se acurrucó contra mi, pero cuando oí su respuesta me reí con carcajadas contenidas.*

-Krad...
Me estás tomando el pelo en serio, no?
Ahajsjajjajj

*Por supuesto que no le creí.
Hacia mucho, tanto, tanto tiempo que no oía ese nombre que me causaba gracia que ella quisiera hacerme creer que Krad la había golpeado.*

*Me detuve al escuchar su carcajada, mirandole fijamente y arqueando una ceja al escuchar lo que decia, la seriedad a pesar del golpe era clara y hablaba muy en serio*

-Sino me vas a creer entonces para que quieres saber las cosas?

*Le cuestione negando con la cabeza, apartandome de su abrazo pero segui caminando*

-Me hubiera quedado haciendo guardia

*Al menos ahi no tenia que escucharlo dudar de mi palabra y burlarse de lo que decia slo porque no queria creerme*

*Me pareció gracioso en cuanto era algo imposible y como todo el tiempo me estuvo bromeando allá abajo no creí que se tomaría tan mal que me diera de su respuesta.
Me descolocó durante unos segundos cuando se detuvo y oi su respuesta antes que siguiera andando sola. No entendí porque se enfadaba tan seriamente y es que la sola idea de que Krad hubiera hecho esto me parecia tan ridículo como que ella se hubiera golpeado contra el suelo.*

-No... Espera...

*Murmuré, ya sin rastro de risa y mi expresión decaída.
Ya no era buena idea bromear con ella.*

-Te acompaño hasta la habitación.

*La alcancé y le abrí la puerta del camarot para que entrara.
Por supuesto que no le creía... Y me hacia sentir culpable por no creer en las cosas imposibles.*

-No veo para que, si te vas a estar burlando de lo que digo

*Dije sin voltear a verle, no tenia caso ponerme a hablar ahora con el si iba a estar con esa negativa y no iba a permitir que me tomara por tonta*

-Yo puedo llegar sola, gracias

*Me quite la capa de encima y se la pase despues de que abriera la puerta, entre manteniendo el pañuelo humedo ahora con sangre a causa de mi sangrado que parecia ir disminuyendo, al igual que aumentaba el dolor y el mareo*

-Creí que bromeabas

*Si estaba evitando decirme lo que había ocurrido y luego nombraba cosas al azar, quien creería que decía la verdad ahora. Incluso viendo la seriedad con la que actuaba me costaba creer que fuera cierto.*

-Es decir...Krad??

*Pregunté aún incrédulo. Recibí la capa en mis manos y la seguí adentro.*

*Después de despedirme de Monique sali a la cubierta y di unas rondas de Guardia con el objetivo de distraerme de lo que había pasado.
Estuve haciendo de asistente de timonel unos minutos pues por orden médica no podía timonear yo mismo, aunque echaba de menos navegar y por eso gasté bastante tiempo allí junto al timón, oyendo las olas romper y viendo las negras olas del mar sumidas en la oscuridad de la noche.
Por fortuna era una noche clara y una enorme luna nos iluminaba desde el cielo, las estrellas guiando nuestro camino desde el horizonte y el silencio todo al rededor.
Luego de ello fui a ver las lámparas de aceite en la cubierta, ya que había algunas que se agotaban ya.*

Sin dudarlo subí a la cubierta mirando a Monique a ver si la veía, pero no la encontré por ninguna parte. Ella dijo que no iba a dejar el calabozo y seguro que no se habría ido de no ser porque había una emergencia.
Pero en la cubierta no había nadie y me preguntaba donde estaría cuando vi caminar por la cubierta a Henry.*

-Capitán!

*Le llamé acercándome a él con paso rápido.*

-Estaba buscando a Monique. La ha visto por aqui?

*Apague una de las lámparas que, a mi parecer, no estaba en uso y no era necesaria y con ella en la mano camine hacia la guardería de proa para ir a guardarla.
En eso escuche la voz de Marko y me volví hacia el, sonriendo con sorpresa.*

*Sentí por un momento que regresaba levemente mi consciencia y al abrir los ojos vi al hombre que pretendía a Tetra caminando hacia mi.
Frunci el ceño con disgusto y luego fue oscuridad.*

*Me sentí extraño por un momento. Como si me mareara y mi visión se volvió nubosa un segundo haciéndome dar un par de pasos en falso.
Me lleve una mano a la frente para recobrar el equilibrio y luego levante la vista para ver a Marko otra vez, que se había desplazado de prisa llegando a mi lado en lo que a mi me parecio un parpadeo.*

-Había estado deseando que despertarás al fin.
Monique esta en mi camarote, seguro que está esperándote.

*Me acercaba al capitán a pasos largos sin embargo, al ver su expresión lo dude.
Era una expresión extraña, como de disgusto, sorpresa, mi go sorpresa... No sabría cómo describirla en realidad. Sin embargo cuando lo vi tambalear me termine de acercar a su lado y sostuve su muñeca.*

-Se encuentra bien capitán?

*Pregunté llevando una mano a su hombro y sentí que sangraba.
Me disguste primero y luego me preocupe.*

-Ha estado esforzandose como le tengo prohibido hacer, no es así?
La próxima vez de verdad tendré que atarlo a la cama.

*Le reprendí con voz calmada, sin embargo al oír acerca de Monique mis sentidos se pusieron alerta.*

-Esperándome?
Le ha pasado algo malo mientras yo dormía?

*Asentí firmenente*

-Apenas termine de entrevistarme con ella vendré a por usted.
No se vaya lejos ni siga esforzando ese brazo, ya no más.

*Le advertí antes de tirarme e ir en dirección al camarote del capitán.*

*Negué con la cabeza a su pregunta pues no, no me había estado esforzando en lo absoluto.
Pero ahora que lo mencionaba, desde el calabozo había estado sintiendo calambres y dolor en el brazo y otros sitios de mi cuerpo, como si me hubieran golpeado.
Cuando Marko se marchó sólo asentí y me quedé mirandolo entrar en mi habitación.
Por todos los medios intente dejar de pensar en lo que Monique habia dicho, sin embargo no podía sacarme la idea de la cabeza ahora y volvía, cuando Marko me dijo aquello.
Que pasaría si Krad y Pain volvían a mi vida?
Como podría manejar las situaciones con mi tripulacion y sobre todo con Jared?
No... No era posible.
No podía permitir que esos dos hicieran de las suyas otra vez y volvieran a arruinar todo aquello por cuanto había estado luchando todos estos años.*

*Cuando salí a cubierta el cielo estaba cubierto ya por un luminoso y claro manto de estrellas.
El cielo claro, la brida helada, el mar calmo. Era una noche perfecta de mediados de la primavera en alta mar.
Habia perdido la noción del tiempo estando en la isla,ñ, pues el mar era siempre el mismo, tempestuoso e irascible, de modo que no notaba el pasar de las estaciones más si de los dias. Calculaba que debíamos de estar a mitad de primavera sin embargo la zona del naufragio ocultaba la naturaleza,a de la estación a mis ojos.
Esta noche me lo confirmaba, en cambio, de modo que sentí de pronto el resurgimiento del orgullo en forma de un cosquilleo en el bajo vientre por haber acertado en mis cálculos casi a ciegas durante todo este tiempo.
La noche era clara y la luna daba lumbre a la superficie maderada de la cubierta que, a la luz del testigo fiel, adquiría un ambiente casi fantasmal.
Estaba desierta, salvo por un hombre vestido de elegante túnica de pie cerca de la proa.
El talante firme, los hombros erguidos y su mirada Serena y pérdida n el horizonte me dieron pistas sobre de quien se trataba, de modo que me acerqué lentamente pero con seguridad sin perderlo de vista.
Una espada colgaba a cada lado de sus caderas, enganchadas sus vainas a un cinturón negro de cuero viejo ador ado con tachas, probablemente, de plata. De modo que era ambidiestro... una cualidad interesante en cualquier artesano que se jactase de su labor.
Sus manos estaban limpias y forradas en cicatrices de modo que adivine su entrenamiento como un hábil espadachin desde su juventud. Y la pulcritud de sus vestiduras indicaba para mi una sola verdad: era un hombre civilizado y culto.
No me fié de ello a pesar de todo, pues hasta los vombres más civilizados y cultos habían obrado en sus vidas de manera deshonesta y tiránica.
De modo que me acerqué a una distancia prudente y me detuve.
Si era la mitad de buen luchador como sospechaba, entonces ya habría notado mi presencia y, posiblemente, mis intenciones, que no eran en absoluto hostiles para con él...por el momento.*

*Durante lo que me parecieron varias horas, de pie en la proa de mi barco, me batía conmigo mismo en una lucha interna de sentimientos y emociones. 
De pronto me sentía aquí y luego en las nubes. Sentía un trago amargo que refluía desde mis entrañas y la necesidad impuesta de escupirla, pero no era nada. Me mareé como si tuviera el vértigo a navegar que jamás había experimentado en mi vida y se me nubló la mente para luego obligarme a regresar los pies a la tierra.
Me sentí enfermo de solo recordar esos años en que mi vida estuvo sometida a la tirana voluntad de Krad y fui manipulado vilmente por la gentil y venenosa labia de Pain. 
No quería que ocurriera de nuevo, por el temor de lastimar a quienes me importaban. Aunque según lo que me contaba Monique, aun siendo yo mismo era un peligro para todos  mi al rededor pues Dannia vivía en mi a través de las costumbres que me había grabado en el cuerpo con sangre y espada.
Me quedaría con ella? me quedaría con Krad y Pain?
O renunciaría a todo cuanto amaba para protegerles de mi actual inestabilidad?
Y si perdía el juicio como lo había hecho Dannia? Y si me convertía en un ser vil y horrendo como ella había sido los últimos años de su vida?
Si, porque ella era una niña normal, no muy diferente a mi tutora Anne, a quien tanto echaba de menos, criada por padre pirata como una mas de la tripulación, con esa locura solapada tras sus ojos hasta que algo la hizo estallar y revelarse...
Me habría contagiado esa locura mientras estuve con ella? Cómo podía saberlo?
Pensaba en ello y en las posibilidades cuando aquel sentido agudizado de lucha me hizo saber que alguien me observaba.
No me moví y seguí tan tranquilo como si no me hubiera percatado de su presencia aunque intentaba descifrar quien en el barco se me acercaría por la espalda tan sigilosamente y con esa voluntad tan fuerte, sin ser asesina y tampoco pacífica, tan solo se sentía como si estuviera picándome la espalda con una barra de hierro que me empujaba de forma molesta, poniendo a prueba mi paciencia.
Se detuvo, astuto, lejos del alcance inmediato de mi espada o cualquier ataque físico, aunuqe fácilmente le hubiera podido disparar desde aquí y darle en una pierna para inmovilizarlo. Podía, igualmente, exclamar un grito y mis tripulantes le habrían volado los sesos desde las alturas de las cofas.
Pero el hombre, aunque audaz, no era imprudente, y eso me agradó.*

-Si yo fuera tu me habría anunciado antes de acercarme por la espalda de un hombre armado y alerta.

*Le dije aún sin voltear.
Mi mente estaba aún algo turbia, pero estaba intentando retener esos malestares con todo mi esfuerzo.
El hombre no estaba armado y si, supuse era un hombre porque las unicas mujeres a bordo eran Tetra y la muchacha del calabozo. Las demás mujeres escasamente abandonarían los pisos inferiores... Por otro lado, una mujer no caminaría con paso tan pesado aunque fuera entrada en cuerpo sobre todo si intentara pasar desapercibida; por lo general, ellas podían notarse mucho menos cuando lo decidían así. También supe que no estaba armado por el sonido de sus pasos.*

-Si no traes armas y no quieres luchar ni atacarme, porqué ser tan sigiloso?

*Lo único que no podía concluir a oídas eran sus intenciones, aunque me daba una idea.*

*Casi se me paralizó el corazón cuando lo oí hablarme, pero en vez de asustarme como habría hecho un gallina, me sonreí.
Era astuto.*

-No estabas tan alerta.

*Murmuré con mi voz profunda y resonante, aunque no se confundía en absoluto con la de un anciano.
No, él no estaba alerta mientras caminaba hacia él sino solo durante los últimos siete pasos.
Mis piernas separadas la una de la otra en una postura pasiva, pero listo para reaccionar, lo miraba fijamente intentando analizar sus capacidades para la lucha más de cerca.
La túnica era engañosa. Le hacía ver delgado pero debajo de aquellos amplios pliegues de tela se escondía un cuerpo lleno de fibra y muy fuerte.*

-Me aseguraba de que no me atacarías apenas supieras quien soy. Estando cerca puedo callarte la boca si decides invitar a alguien más a la fiesta que tendremos nosotros dos.

*Su voz me sonaba de algún sitio, pero como que no podía recordarlo.
No era tripulante de mi barco pues su acento no era el de los marineros. El único que podía ser era...*

-El inmortal...

*Dije en voz alta y maravillado, son una leve sonrisa como si hubiera descubierto una maravilla.*

-Debí imaginar que escaparías mientras no estabas siendo vigilado.
Porqué haz venido solo?

*No me llamó la atención su amenaza pues mis marineros no iban a entrometerse si yo no les daba una orden precisa.*

-Tienes sentido del humor.

*Volteé a verlo entonces y le miré a los ojos, oscuros como la noche sobre nosotros y su cabello tan negro que se confundía con las sombras de la cubierta y brillaba con destellos tan pálidos como la luna.*

-Qué quieres de mi, inmortal.

*Exigí saber, mas no con el tono de mi voz que se mantenía calmado, sino con la mirada fría y tenaz.*

*Entrecerre los ojos con molestia apretando los dientes cuando le escuché reconocerme, y no por el calificativo que me hubiera gustado que me recordara. Pero me limite a ello mantenimiento endo reservadas mis respuestas. El podía preguntar cuánto quisiera, pero mientras no me pusiera un cuchillo sobre el corazón no iba a sentirme obligado a responderle. El no era mi capitán.*

-No era un chiste.

*Empuñe mis manos. Eran las únicas armas que siempre había necesitado y si no podía mantenerme con vida con ellas, entonces es porque no merecía vivir.
Sus ojos eran rojos como el fuego pero fríos como el hielo y, como si tuviera un poder sobre natural, me dio la impresión que la brisa que lamia mi espalda se volvía todavía más s gélida con aquella mirada capaz de congelar el alma de un mortal... Menos mal que yo no lo era.*

-Cual es el próximo Puerto que visitará este barco?

*pregunté con exigencia en la voz. Quería una respuesta pronta, ya que mientras menos tiempo estuviera sola Aerith, mejor.*

-Quiero libertad para mi compañera y para mi cuando eches ancla en la próxima isla, así como un lugar limpio y seguro mientras estemos a bordo de este barco.

*Es lo que exigía aunque sabia ya por adelantado que no tenía nada que entregar a cambio de mis peticiones.*

*La risa que contuve al principio finalmente superó mi voluntad y tuve que cubrirme la boca para no ser tan grosero. Me causaba mucha gracia aunque no fuera broma y mi risa infantil fluyó de mi con tanta naturalidad que no pude detenerla, au que duró muy poco.
Mi mirada se fijó en la suya con intensidad y a pesar del humor con el que me lo estaba tomando, el aire era tan tenso que casi podría haberse cortado con un cuchillo.
Escuché sus exigencias con una sonrisa en los labios, sin embargo y en contraste con aquel cálido gesto, mis ojos expresaban una frialdad extrema y apatía infinita por ese hombre y su naturaleza.*

-Dominica.

*Contesté con sequedad y entonces mi expresión perdió un poco más de su amabilidad al oir su tono.
Sentí e nuevo ese reflujo ácido que subía de mis entrañas y el ruido que me nublaba la mente y me esforce por retenerlo.*

-No hay más útil más limpio y seguro que los calabozos, eso te lo aseguro. A menos que quieras pasar el resto de la jornada entre madera húmeda con orines de marinero y el sudor de decenas de hombres rudos que seguro no se han bañado desde hace varios meses.
Hay ratas y es frío, pero en las literas los hombres se convierten en pirañas ante el olor de la carne tierna.

*Mi voz se tornó melodiosa, pero no por eso conciliadora.
El debía saber que clase de personas eran los piratas y comerciantes de alta mar. Debía saber que yo no podría controlar a mis hombres si ellos iban a meter la cabeza en la boca de los lobos.*

*El enfado que me invadió cuando le vi reírse se hizo evidente cuando emití involuntariamente un gruñido profundo.
Me habría molestado menos si simplemente se hubiera reído a  viva voz en vez de ocultar su payasería detrás de un gesto afeminado que, en combinación con la mirada asesina que me dedicó inmediatamente después, ese hombre llegó a representar lo que más odiaba en la faz de la tierra. Un farsante avieso, hipócrita, que escondía detrás de un rostro afable su naturaleza homicida.
Tendría que dar mis pasos con cuidado pues caminaba sobre una traicionera cuerda floja*

-Mi asistente está lastimada. Cualquier sitio similar al estercolero de tus calabozos es impropio para un herido-

*Intentaría, por lo menos, que nos dejara quedarnos en las bodegas o en la cubierta.*

-Si se nos acercan, la unica carne tierna que van a sentir es la terneza de mis nudillos... eso te lo aseguro.

-Inmortales... acaso importa si mueren o no? Después de todo volverán a vivir una y otra vez hasta que alguien les separe la cabeza de sobre sus hombros...algo que con gusto haría...

*Mi cabeza se nublaba cada vez más, pero no, no era Krad ni Pain lo que me estaba llevando. Eran mis propios pensamientos, mi venganza, mi sentido de la justicia.
Aborrecia a ese hombre como lo que era, porque su vida eterna la había conseguido de la manera mas horrenda que podría existir. Porque, igual que Dannia había hecho, él comió despiadadamente la carne de una inocente sirena.*

-Y la sirena no morirá. Es difícil que mueran, como ya habrás comprobado por ti mismo.

*Mi voz siseaba y pronunciaba lentamente, alargando las últimas vocales de cada frase. Mi mano se deslizó inconscientemente hacia la empuñadura de mi espada que me gritaba en los oídos con la voz de Dannia, incitándome a matar.*

-Tus puños! Claro, que tierno...*Me sonreí divertido*

-Quien eres después de todo para venir aquí a pedir favores después de lo que haz hecho... asesino...

*No me sorprendía que me tratara de inmortal. Me molestaba, si, que alguien que no fuera de mi confianza lo supiera, pero lo que realmente me sorprendió fue que él parecía conocer bien la condición e incluso mencionó la forma en que se podía acabar con la vida de uno... Separar la cabeza del cuerpo... nunca lo habría imaginado.
El instinto asesino de ese sujeto, porque no podía llamarle muchacho pues no lo era, se incrementó de un momento a otro y comenzó a actuar cada vez de forma más antinatural, como si perdiera los estribos y el control sobre si mismo.
Su cuerpo se balanceaba ligeramente y movía la cabeza como una serpiente, pero mantenía los ojos fijos en los míos, sin siquiera pestañear.
Sus palabras eran un sin sentido para mi y eso se notó en la expresión de mi rostro.*

-No se de que hablas...

*Tensé mi cuerpo como un animal que se siente amenazado y no perdí de vista al sujeto.
A mi no me engañaba esa mirada angelical, esa sonrisa inocente y el rostro bonito, casi femenino, que mostraba.
Yo podía ver su espíritu corrupto a travéz de esos ojos rojos como la sangre que, seguro, había teñido también su alma y hecho perder la cordura, por mucho que lo tratara de ocultar.*

-Ah no?, claro que lo sabes, comesirenas.

*La sonrisa aún estaba en mi rostro pero pronuncié esas palabras con odio desgarrador.
Mi cabeza pareció contorcionarse hacia un costado, como si de pronto me diera un escalofrío y di un paso al frente.*

-Debería cortarte la cabeza como hice con ella.
Cortarte la cabeza... como hice con ellos... o cortarla a la mitad. Eso servirá?

*Asumí que el hombre inmortal sabía que su compañera era una sirena. Asumí que era a ella a la que se comía, arrancándole pedazos poco a poco y la obligaba a quedarse a su lado, curar y luego arrancarle la carne de nuevo... a la pobre criatura.*

-Hace cuánto tiempo ha que comes su carne?
Meses? años? Quizás cientos de años... qué edad tienes? Haz vivido mucho tiempo, seguro. Tu mirada te delata, inmortal.

*Siseé desenvainando mi espada, que sus gritos me llegaban a los oídos. Era la voz de Dannia y luego la de mi madre, pidiendo venganza, que protegiera a la dulce sirena que este diablo tenía como prisionera. La espada no iba a callarse hasta haber bebido la sangre de su víctima.
Por eso lo ataqué rápido como un relámpago blandiendo mi espada directo sobre sus hombros. Lo cortaría. Cortaría a la mitad aquel cuello largo y musculoso... Lo cortaría...*