Taberna El Calico

*toda esa masa ruidosa de marineros entraron a la taberna y yo con ellos. Se distribuyeron en las pocas mesas vacías del ya concurrido establecimiento y empezaron a pedir ron y comida a los muchachos que atendían. Di un vistazo alrededor hasta ubicar una mesa que me sirviera, y me senté frente a un marino borracho que casi dormitaba sobre su jarra de ron. Contra la pared y casi en el medio del local tenía un buen lugar para escuchar las conversaciones que se daban. Pedí una jarra de bebida, y me dedique a escuchar los rumores que traían del mar*

*Di un rodeo al muelle y seguí al sujeto saltando por encima de los tejados y tomando atajos por entre las callejuelas de la ciudad hasta llegar al mercado.
La gente allí, aun a estas horas de la tarde, se movía en masas de un lado a otro, como si fueran bancos de peces que de repente colisionaban unos con otros y se armaba una gritería que nadie más que los involucrados podían soportar.
Vi al tipo gigante entrar en la taberna más ruidosa del mercado, lo cual era extraño de un sujeto que le gustara estar toda una tarde en silencio y solo... No parecía alguien que disfrutara del bullicio de un lugar como este.
Por eso, aún con mayor razón le seguí adentro, pero no entré por la puerta para que me viera que lo había seguido. No era estúpido.
Entré por una de las ventanas del segundo piso, saltando por encima del tejado y me senté en el pasillo superior de las escaleras desde donde podía ver a ese tipo sentado a mitad de la sala contra la pared, justo debajo de mi.
Era un buen sitio para verlos a todos, pero también para que todos te vieran, sobre todo con su distintivo personal.
Me quedé allí, mirando, a ver qué es lo que hacía esta vez-*

*las conversaciones no eran muy satisfactorias, bebí de la jarra sintiendo el ligero calor que despertaba el ron y mantuve la cabeza baja. Acomodé el sombrero sobre mí cabeza y me recargue contra el respaldo de la silla. Podía sentir a alguien observándome pero por el momento no iba a hacer nada al respecto*

*una mujer de mediana edad, con un ligero vestido rojo se acerco por detrás al tipo sentado en el pasillo mirando hacia abajo, y le golpeo el hombro para llamar su atención. Espero en silencio con los brazos en jarra hasta que el muchacho la miro, le sonrío entonces*

-Usted desea adquirir los servicios de alguna de las mujeres u hombres de aquí?

*pregunto con un tono sugerente, de pie al lado del hombre. Nadie en la taberna le presto mayor atención, era demasiado el escándalo que había abajo como para que un marino mercante desviara su atención*

Letra normal : Dom
Letra cursiva: Como Game Master.

*Apoyé los codos sobre el barandal para asomarse hacía abajo un poco más con el fin de saber que buscaba ese sujeto, pero parecía completamente ajeno a todo lo que sucediera a su al rededor tal cual le había sorprendido en la playa. Pero era ilógico e incomprensible para mi que hubiera cambiado un sitio tan agradable junto al mar por este antro de intranquilidad y, porqué no decirlo, inhumanidad.
Reflexiona en ello cuando oí a una mujer hablar, pero no le presté atención al inicio sino solo cuando mencionó los supuestos servicios.*

-Tchhh....

*la eché chitandola, porque no me importaba nada de eso y no quería que me distrajera con sus tonterías.*

*la mujer alzo una ceja con la respuesta pero sin dejar de sonreír con un poco de malicia. Creía saber perfectamente el siguiente curso de acontecimientos, y es que uno no pasaba años en ese trabajo por nada, aunque decidió intentarlo una vez más*

-Tenemos gente que lo complacería gustosamente...

*insistió ocultando la ligera diversión de quien sabe y conoce los comportamientos humanos*

-Si no quiere nada, me temo, esta zona no es para usted

*advirtió quedándose de pie donde estaba atrayendo conscientemente algunas pocas miradas de los mercantes de abajo*

*reprimí un bostezo de aburrimiento. Un par de tesoros totalmente improbables, riquezas que nadie podía probar, maldiciones de dioses muertos, y rumores de ahorcados en Tortuga. Nada importante, nada creíble, nada útil. Llevaba ya un par de horas, y algunas jarras de ron que no habían conseguido ni aligerarme el animo. Tal parecía que la noche iba a ser un desperdició, hasta que un muchacho murmuro algo a su amigo al pasar por mi lado, en voz lo suficientemente alta para mi oído. Encendí un habano y cerré los ojos, disfrutando la pitada satisfecho, degustando la información en el tabaco, evaluando que haría con ella*

*Miré de reojo a la mujer nuevamente como si fuera una molestia y metí la mano en el bolsillo de mis calzones para sacar una moneda, resignado.*

-Si quieres trabajar, mujer, entonces ve y tráeme una jarra de buen trago, de prisa.

*Le ordené como a una empleada cualquiera. Después de todo su trabajo era complacerme, y le había pagado además por adelantado.
Sabía que existía la posibilidad de que ese trago nunca llegará, pero al menos me restaría de la mujer esa.

*la mujer sonrío e hizo una simple seña con la mano antes de inclinarse frente al pirata y retirarse hacia adentro del recinto, desapareciendo detrás de una pasillo.
Dos hombres altos y corpulentos subieron por la escaleras y se situaron uno a cada lado del hombre agarrándolo uno de cada brazo para levantarlo del suelo y sacarlo del lugar*

*El que los empleados subieran llamó mi atención. Ellos pasaron fluidamente entre las mesas pero yo los conocía, y sabía lo suficiente como para prestar atención a lo que estuvieran haciendo. Descubrí al tipo de la playa en el balcón y contuve una sonrisa divertida, así que esa era la mirada que llevaba sintiendo en la espalda desde hacia rato. Cuando nuestras miradas se encontraron, lo salude con el sombrero. Aproveche su pelea con los guardias para levantarme de la mesa y salir de la taberna, deje algunas monedas detrás dentro de la jarra vacía, convenía mantener las buenas migas en esos lugares. Salí de la taberna y me dirigí a la selva, la noche era propicia para dar un paseo, y la selva siempre era útil para librarse de alimañas*

*Miré de reojo a la mujer mientras se iba hasta que se fue. Esperaba que  se diera prisa porque este ambiente caldeado me daba sed.
Mientras esperaba, miré a la multitud. Había tipos borrachos haciendo desordenes en el centro del salón, rodeados por alegres bebedores que celebraban la vida y quien sabe que más. Otros, que acababan de llegar, solo hablaban o apostaban en las mesas circundantes.
El sujeto gigante pasaría desapercibido entre todos ellos si no fuera por su tamaño y su cara de malas pulgas.
Qué podría andar buscando un sujeto como ese en este lugar?  Dudaba que emborracharse pues no parecía el tipo de persona que solía buscar perder el control de si mismo de esa manera. Parecía del tipo digno de maleante...esos que preferían mantener los ojos bien abiertos hasta para dormir.
Sentí un escalofrío de pronto, pero no me imaginé que fuera porque, a mis espaldas, estaban esos dos matones que me agarraron por debajo de los brazos para sacarme de alli.*

-Eh...Hey! Que pasa!

*El saludo del sujeto de abajo me dejó medio perplejo, pero no por eso dejé de forcejear hasta que me di cuenta que me llevaban directo a la salida.*

-No estoy haciendo nada malo. Cuál es tu problema! Pagué por una bebida! Quiero mi dinero de vuelta, maldita sea!

*Reclamé a punta de patadas, pero no pude con los dos sujetos y terminé de vuelta en la calle tirado en el suelo con un empujón. *

-Putos ladrones!

*Grité poniéndome de pie y sacudiéndome el polvo. Escupí a la entrada y una vez que los tipos de entraron miré a todos lados...
El gigante ya se me había escapado.*

-Maldito sea!

*Enrabiado, tomé una piedra del suelo y la lancé contra una ventana, la cual cayó resquebrajada con un estruendo.
En seguida salieron los dos matones y, prudentemente, me largue a correr para que no me alcanzarán*

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Dominix Anaut Dunixi escribió:*asentí con la cabeza a su comentario, y un par de pasos más nos dejaron en la puerta de la taberna. Me agache para no estrellarlo contra el marco, y una vez dentro me erguí de nuevo, allí el techo era lo suficientemente alto para que el enano no llegara ni a rozarlo con su cabeza. Era agradable salir de abajo de la lluvia, sin el chaleco de cuero que ahora llevaba el niño como capa, mi camisa se había empapado casi por completo. Recorrí el lugar con la mirada sin ver a Tetra, pero busque una mesa cercana a la puerta y baje al niño de mis hombros sobre una silla*

-Si esta aquí te verá al salir

*llame a una de las chicas del lugar y le pedí una jarra de ron y un vaso de leche caliente para el niño. Me senté a la mesa, en tanto esperábamos que su niñera apareciera.

-Ooooh! *Exclamé sorprendido pues el lugar donde entramos era una taberna, uno de esos lugares a los que Henry no me dejaba entrar. Decía que eran malos sitios para los niños de mi edad.*

-Mi hermano se enojaría si supiera que estoy aquí ^^

*Lo bueno es que no tenía porqué enterarse.
Me quedé sentado, obediente como nunca, y sonreía mirando al hombre. Me hacía recordar al hombre del que Tetra hablaba, pero yo me lo imaginaba todavía más grande. Además, ella me había dicho que su amigo vivía en Tortuga*

-Y si no está?

*Pregunté, meciendo los pies adelante y atrás.*

-Esperemos que este

*respondí con tranquilidad recibiendo el ron de la muchacha y acercando el jarro con leche al niño. Afuera se había desatado la tormenta con todas las ganas, se oía el caer del agua fuerte como un rio, y el viento golpeaba implacable contra las ventanas. Se iba a poner frio al menos por alguna horas*

-Como te llamas?

*pregunte después de un buen rato de beber en silencio, mientras observaba a la gente del lugar*

-Aham... *Porwue si no, no iba a saber a donde ir. Me asustaba la lluvia cuando estabamos en tierra firme. Se formaban ríos donde no los había y el suelo se resvalaba y uno podía caer con facilidad. Ab ri los ojos grandes cuando escuché la lluvia afuera.*

-Una vez vi a un hombre que se cayó con la lluvia y murió.  Era abuelo, y se rompió la cabeza con una roca.

*Le conté al hombre. No me había dicho su nmbre, pero no me importó porque tampoco le había dicho el mío.*

-Aaaah... es un secreto. *Sonrei bebiendo la leche que me habían traido.
De pronto unas señoritas en vestidos grandes se acercaron a la mesa.*

-Hola ^^ *Le dije a una de ellas que se me puso al lado, inclinada.*

-El niño viene  por su primera vez?   *Preguntó de forma extraña, colocando su busto muy cerca de mi rostro y, contento, asentí. Cómo lo supo? Que nunca antes había estado en una taberna? En realidad no entendí a qué se refería realmente.*

-Si es la primera vez que vengo a un lugar así. *Contesté*

-Es usted una adivina? *Tenía vestido grande y uñas largas, como las adivinas de los dibujos.*

*reí suavemente a la respuesta del niño cuando las dos mujeres se acercaron a la mesa a ofrecer su servicio, seguramente no era la que ellas esperaban*

-El niño viene a guarecerse de la lluvia

*explique con tranquilidad negando con la cabeza a su pregunta. La más joven de las muchachas dirigió una mirada de ternura al niño por su inocencia*

-Pero si pueden ayudarme a mi

*la mayor de las dos sonrió y se acerco seductoramente pero la frené con un gesto*

-Si una mujer rubia con el cabello corto, de nombre Tetra entra aquí necesito que le digas que se de una vuelta por la vieja armería

*la mujer me miro con el ceño fruncido hasta que saque un par de doblones de oro de mi bolsillo y los deje sobre la mesa. Me sonrió y asintió con la cabeza, tomando las monedas y alejándose de la mesa*

-Ahora si Tetra llega aquí, ella nos encontrara a nosotros

*le informe al niño, tomando otro trago de la jarra*

*Me sonreí y luego bebí. No eran adivinas, pero eran muy amables de ayudarnos a encontrar a Tetra.*

-Entonces será mejor que subir un árbol ^^ *Sonreí entusiasta.*

-Iremos a la armería nosotros también? Porque si ella va y nosotros no, no serviría.
Usted es armero, señor? Cuál es su nombre? *Pregunté antes de ver a las las mujeres que se alejaron que bailaban con otros dos caballeros.*

-A mi hermano no le gusta venir a las tabernas. Nunca antes entré. No parece tan malo como decia. *Porque, en realidad, estaba tranquilo aún el ambiente, pues era temprano y nadie todavía estaba pasado de jarras de ron.*

-Tu no me dijiste el tuyo

*conteste sin mirarlo y escuchando el exterior, la lluvia estaba disminuyendo, aunque estaba seguro que era solo un alivio temporal*

-Si le dieras un poco más de tiempo ya no seria tan agradable

*comente notando como algunos hombres ya estaban demasiado alegres*

-En tantos no seas bueno manejando una espada y esquivando cosas, no es buena idea que vengas solo

*si podía hacer esas cosas podía defenderse medianamente del caos que se armaba allí dentro*

-Pero es que mi nombre es secreto. El suyo no ^^

*Me sonreí, como si de lo mas normal se tratara.
Abrí los ojos sonriendo y me puse de pie sobre la silla.*

-Yo se manejar una espada y esquivar cosas. Tetra me enseñó en el barco. *Hice como si tuviera una espada en mi mano y di espadazos invisibles a diestra y siniestra, con mi jarra de leche a medio acabar en la otra mano.*

-No esta bien pedir información sin ofrecer nada a cambio

*acabe la jarra haciendo fondo blanco y pedí otra. Afuera había empezado a bajar el sol*

-Dije que seas bueno.

*le corregí observándolo de reojo, llame a una de las chicas y pedí algo de lo que tuvieran para comer*

-De cualquier forma no es un lugar para niños

*la chica regreso con dos platos de estofado y los dejo frente a nosotros después de recibir el dinero*

*Levanté las cejas. Tenía razón de nuevo. Este era un hombre muy, muy sabio.*

-Ams... pues... si me das tu nombre, te daré a cambio el nombre real de mi amiga ^^

*Sonreí, pensando que era justo. Pagar información con información era algo común, aunque noe staba seguro de tener algo que le interesara a él. Con tal que ni siquiera conocia él a Tetra, o eso creía.*

-Soy bueno en otras cosas. Como en las escondidas ^^
Tú sabes jugar a las escondidas?

*Me volví a sentar cuando la mujer vino, aunque por allá había un hombre de pie sobre una mesa y no le importó la mujer que le trajo su brebaje misterioso.*

-Tampoco esta bien comerciar con información de tus amigos, eso te hace no fiable

*replique comenzando a comer sin prestar ninguna atención al barullo creciente de la taberna*

-Si yo fuera un sicario y estuviera buscando a tu amiga, darme su nombre real solo facilitaría el que la encontrara y la matara

*puse por ejemplo una situación relativamente común en ciertos círculos. El hombre que estaba parado sobre la mesa dio un paso fuera de la madera y acabo de cara en el piso, no se levanto, era obvio que estaba demasiado ebrio para eso, pero nadie tampoco presto mayor atención salvo por el estruendo*

-Oooooh... mmmm*Me llevé una mano sobre el mentón, pensando, y luego lo miré.*

-Pero no eres un sicario, porque si lo fueras, no lo dirías. Además, mi amiga te haría pedazos con su espada si te atrevieras a intentarlo *Sonreí, y luego ante el estruendo abrí los ojos con susto y la música y todo ruido se detuvieron durante un segundo para ver al hombre caído. Aún así, nadie se acercó y la musica y las conversaciones continuaron.
Yo, al salir de la impresion inicial sentí la tentación de risa y, divertido con el mal ajeno, me reí con una suave carcajada, de esas que mi hermano me decía que le recordaban a mi mamá.*

*lo mire sorprendido por su ingenuidad de todavía creer que las personas eran invencibles, definitivamente no era un niño para esa isla*

-No has visto morir a mucha gente, mhm?

*comente volviendo a la comida hasta que escuche su risa. Un escalofrió de familiaridad me recorrió y por primera vez preste toda mi atención al muchacho. Lo mire unos segundos en silencio consternado, hasta que me recobre y sacudí la cabeza antes de darle un ligero golpe en la nuca*

-Eso tampoco esta bien

*lo reprendí sin molestarme en aclarar esta vez. Termine mi comida y me levante, el lugar se estaba poniendo demasiado activo, y ya estaba satisfecho*

*Me reía cuando habló así que no entendí del todo lo que dijo y dejé de reirme tan solo cuando me regañó.*

-Lo sieeento. *Dije aún tentado de risa y luego seguí comiendo mientras miraba a la gente que se ponía cada vez más alegre, y me daban ganas de mover los pies y bailar como esa gente.
Un hombre que bailaba hundió su rostro en el escote de la mujer y me extrañé, pues parecía que a ella no le molestaba eso, porque se reía.
El hombre se levantó y lo miré aún sentado y con la cuchara en la boca. No me gustaba el estofado. Tenia olor a hongos, y no me gustaban los hongos.*

-Donde vas? Puedo ir contigo? *Pregunté, levantandome de la silla con un salto y entonces alguien me empujó. La gente bailaba muy desordenada*

-Vamos

*le indique tomando mi chaleco y mi sombrero y calzandomelos antes de salir. La lluvía había amainado, pero los relampagos cruzaban constantemente el cielo, y la tormenta no parecía pronta a irse. Ya era tarde, y no tenía ganas de seguir dando vueltas, me asegure que el niño anduviera cerca y lo lleve hasta la armeria*

*En poco tiempo parecía que la gente se volvía de alegre a indisciplinada y menos mal que nos fuimos, porque a pesar de que no le creí, el hombre decía la verdad sobre que no me iba a gustar estar allí después de un rato.*

-A donde vamos?

*Me quedé cerca suyo camino a la salida, y aún después de salir, pues a pesar de que ya no llovía con tanta fuerza, había relampagos arriba en el cielo, y los truenos hacían que el suelo y el aire retumbara todo al rededor.*

*Sin esperarlo y después de muchas horas de vueltas termine en una taberna, lo cual fue una completa tontería, quien traería a un niño aquí? Aún así estaba preocupada por lo que pudiera pasarle que estaba pensando sacarle información al tabernero, pero primero quise irme tranquila y me acerqué a la barra pidiendo un trago así podría empezar a sacar charla.
Después de recibir el tarro le pregunté al hombre si había visto a un niño pequeño rubio con otro sujeto, dijo que si, pero que se habían ido después de comer. Al menos eso era un alivio, mientras bebía mi cerveza se me acerco una mujer de las acostumbradas en este lugar y me pregunto si estaba buscando a un niño y me llamaba Tetra, me le quede mirando con desconfianza pero sólo asenti con la cabeza y luego me dijo que esas personas que buscaba estarían en la armería, le agradecí y me termine la cerveza antes de salir de ese lugar*