Interceptor

Dia 92 de la tercera travesía por el Mar Caribe.
Año 5º desde mi nombramiento de Almirante, a bordo del Interceptor, han pasado tres meses desde que zarpamos desde Port Royal para custodiar las costas del caribe.
Hemos librado duras batallas, la última ha dejado el barco con severos daños de envergadura y muchos hombres heridos, pero logramos capturar la fragata Portuguesa "Nossa Senhora dos Remédios" y a su capitán, el temido corsario Estêvão Eanes.
En estos momentos se encuentra recluído en nuestro calabozo, él junto a sus hombres, custodiados por siete hombres armados en espera de su entrega a las autoridades, el gobernador de Port Royal y presidente de la EITCº, Lord Coutler Beckett.
Eanes es sin duda un hombre muy valiente, y los hombres que le siguen son tan fieles como perros... no midieron las consecuencias y Eanes los arrastró a todos tras de si, llevandolos al mismo fatal destino ,la horca, pero me siento satisfecho por el deber cumplido, pues las aguas de este lado del mundo estarán libres al fin de uno de sus más grandes terrores.

Día 97, tercer viaje por el Mar Caribe.
Mientras cursábamos rumbo a Port Royal nos ha alcanzado una tormenta de Altamar que ha durado dos días ya, con vientos huracanados que hacen imposible tanto maniobrar como desplegar el velamen por temor a que arranque las vergas.
Perdimos a dos hombres en el mar durante la peor noche de tormenta, en la que las olas sobrepasaron los cinco metros de alto. Si no fuese por nuestro hábil navegante, seguro es que el Interceptor yacería ahora en el fondo del mar.
En el mal estado en que se encuentra el Interceptor ahora, no fuimos capaces de seguir remolcando la Fragata, por lo cual me vi obligado a desanclarla y seguir nuestro camino. Lamentando aquella pérdida, pues era un espléndido navío que pudimos haber aprovechado bien a nuestro favor, sin embargo los prisioneros aún están bajo nuestro control y la tormenta se apacigua poco a poco.
Esperamos poder recobrar el rumbo a Puerto y acabar con esta misión lo más pronto posible, por el bien de nuestro navío y la salud de todos los hombres a mi cargo.

Día 101. Tercer viaje de custodia.

La tormenta al fin se ha dispersado y vemos el dol por primera vez después de varios días, pero nos ha dejado lejos de las costas conocidas, tanto la marea como la imposibilidad del Navegante para maniobrar, rodeando por la fuerza los focos más violentos, nos encontramos ahora en un sitio que no figura en ninguna de nuestras cartas de navegación.
Las noches nubladas no ayudan a encontrar el rumbo y los días son largos y calurosos.
El viento sopla ahora suavemente, pero a nuestro favor. Optimizamos el empuje del navío con el despliegue del velamen, aunque perdimos casi la mitad de este con los fuertes vientos y los golpes de la tormenta y las trombas marinas.
Tenemos reservas de agua, pero la comida escasea.
Si no encontramos tierra firme pronto, los heridos morirán de hambre y nosotros moriremos con ellos.